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El diseño ecoeficiente no es más que usar el sentido común frente a todo ese tipo de arquitecturas cuyo único objetivo es la imagen de la obra terminada. No es ecología, no es sostenibilidad: es sensibilidad.

De la energía que consumimos hoy en día el 30% se debe a la construcción.

Con unos precios crecientes de forma exponencial de dicha energía no hay margen de maniobra para el despilfarro: se hace necesario incorporar todo tipo de medidas tanto activas como pasivas en el control de los flujos de calor, del soleamiento y la orientación, la ventilación y el aislamiento.

En resumen, proyectar de manera que podamos establecer unas condiciones de confort en los espacios habitados, reduciendo tanto el coste económico como energético al mínimo, utilizando las herramientas informáticas disponibles y un adecuado grado de industrialización sin por ello renunciar al diseño.

Por otro lado, se hace indispensable tanto la búsqueda de nuevas soluciones constructivas y arquitectónicas adecuadas al entorno como el empleo de nuevos materiales o nuevas maneras de utilizar aquellos de los que ya disponíamos, tratando de reducir el impacto ecológico y de la huella de carbono de la construcción.

Desde Arq + E propongo incorporar todas estas premisas ya desde la fase inicial del proyecto.